Natalin tiene 36 años y desde hace muy poquito decidió largarse sola y busca romperla en La Plata.
Todo gracias a sus hijos. Ellos van a una escuela agraria de doble turno y siempre llevaban una vianda de su mamá para almorzar. De tanto en tanto se lo recordaban: “Siempre me decían que cocinaba muy bien”, recuerda a LAPLATA1.com.
Así fue que pasó de las viandas para sus hijos a las viandas para vender. Un camino duro pero que lentamente va tomando vuelo.
“Estaba trabajando fuera de casa, varias horas, por muy poca plata y como en mi casa tengo espacio decidí cocinar. Desde hace años que les vengo cocinando a mis hijos”, señala.
“Gano un poco más a lo que estaba cobrando. Voy publicando en el día los menúes que voy teniendo para hacerme de clientes y así poder crecer y progresar. Trabajo sola desde casa y con la ayuda de la familia vamos tomando los pedidos. La cocina desde siempre me gustó y lo disfruto”, agrega. Es todo a pulmón.
Natalin se dedica también al cuidado de adultos mayores y realizó un año de la carrera de Enfermería. Pero hoy su cabeza está en las viandas: “Arranco a cocinar desde muy temprano o voy adelantando varias cosas para así ganar tiempo”. Ella misma cocina y hace las entregas. No se guarda nada: “Cuesta armarse de clientes y hacerse conocido”.
