Tal vez la diferencia más importante entre una persona que pasó por una Facultad de Ciencias Económicas y una que no lo hizo es la capacidad de razonar los problemas con la idea de un “equilibrio general”.
Dicho más fácil: las variables económicas están interconectadas. Mover una variable influye en otras. Solucionar un problema puede generar otros. Lo que pasa en un mercado tiene efectos y derrames difíciles de dimensionar.
En el fondo, un economista está todo el tiempo balanceando, imaginando costos y beneficios de una medida, pensando en la intertemporalidad: su efecto en el hoy pero también cómo repercute a futuro.
Hay una figura más clara para esta idea de equilibrio general: el Cubo Rubik. Cuando armamos una cara de forma completa y queremos ir por la siguiente nos encontramos con lo inexorable: la primera va a tener que ser desarmada. Porque, como en el equilibrio general de la economía, todo está conectado.
Alberto Fernández se va de su gestión orgulloso por el dato de desempleo. Tiene razón. Es un desempleo muy bajo: orilló el 7% en el último tramo de su gestión. Es el lado del Cubo Rubik que pudo construir. Lamentablemente no ha ocurrido lo mismo con otros lados del cubo: hay muchas variables (fiscales, monetarias, regulatorias, financieras, cambiarias) que necesitan de un amplio service.
Javier Milei, en teoría, viene a tratar de ordenar esas variables. Pero, por ejemplo, ordenar el fisco a través de una baja del gasto público posiblemente tenga un efecto contractivo en el corto plazo. Más fácil: la economía puede agudizar la recesión y tensionar el mercado laboral. Es decir, ordenar el lado “fiscal” del cubo empeorará el lado del cubo del desempleo que ya estaba bastante armado.
El desafío de Milei será doble. Primero, el desafío explicativo: que la gente entienda este funcionamiento de equilibrio general. Una estabilización mal explicada ya genera dudas antes de su implementación.
Pero el segundo desafío es más determinante aún: su diseño y ejecución. La gente puede tolerar que una cara del cubo sea desarmada si tiene la expectativa de que un corto plazo va a volver a armarse. Si el desempleo sube y no se avizora una mejoría rápida en otras variables, el proceso podría trabarse y volverse insufrible.
Se necesitan manos rápidas y movimientos estudiados: no hay mucho margen para rearmar el cubo argentino.
