Se enamoró locamente a los 15 años, la buscó toda su vida y dejó todo en Mendoza para un hermoso reencuentro en La Plata

Una increíble historia de amor de oeste a este. Gerardo preguntaba por el nombre en clave de su amada. No sabía que ella también lo había buscado. El destino hizo lo suyo
Sociedad 21/11/2024 . Hora: 20:30
Por Tomas Merani
Periodista.

Gerardo Herrero cuenta "una historia de amor de novela". Tiene 54 años, vive en La Plata y no está solo: hace ocho años encontró a quien buscó durante décadas.

El mendocino se enamoró locamente cuando tenía 15 años y compartió la militancia con "Nani", una platense que había llegado a la provincia durante la apertura democrática. "Fue un amor arrollador", dijo a LAPLATA1.com.

La platense había llegado a Mendoza por el trabajo de su papá. Cuando él se fue, ella también. Mientras tanto, Gerardo había quedado con el corazón en la mano. Aunque se casó años más tarde, en cada viaje a Buenos Aires y La Plata preguntaba por "Nani". Se trataba del "nombre de guerra" de su amor de la adolescencia. Nadie la conocía.

El tiempo pasaba y no sabía nada de ella. Tuvo tres hijas con su primer matrimonio y un hijo con el segundo. No era una mala vida. Trabajaba como inspector nacional de obras sociales: "Tenía un cargo gerencial, ganaba guita, vacaciones en Brasil, cero kilómetro y una casa en un lugar muy lindo". Pero todavía le faltaba ella. No sabía que "Nani" había viajado a Mendoza en 1998 y preguntó por "Floyd". No lo encontró.

Un día del año 2016 o 2017, dio en el blanco: la encontró por Facebook. "Nos volvimos locos", dijo a este medio. Empezaron a hablar a través de mensajes y poco a poco él empezó a viajar a La Plata y ella a Mendoza, cada vez más seguido. Gerardo no tardó en separarse de su segundo matrimonio y Natalia, que tenía dos hijas, hizo lo mismo.

"Nos volvimos a encontrar con el amor de los 15 y seguía siendo muy fuerte", dijo Gerardo. Había encontrado a su enamorada, pero la distancia comenzaba a ser un obstáculo. Los viajes no le permitían tener un trabajo estable y necesitaba ver a su hijo más chico: "Era muy difícil y muy doloroso".

En ese momento, Gerardo tomó la decisión: "Decidimos vivir juntos. Dejé el laburo en Mendoza. Dejé todo y me vine a vivir a La Plata en 2017". Quedó sin nada, pero la había encontrado. Y estaba con ella, una docente de historia. La respuesta a las exigencias de lo cotidiano fue empezar un emprendimiento de "sambuchitos" de miga con la impronta mendocina. Fue un éxito.

Gerardo vive con Natalia en Sicardi y se dedica a su proyecto. Compraron un terreno en Mendoza y planean vivir allá. Él quiere escribir un libro con su historia. "Hay amores muy fuertes y a veces tienen fecha de vencimiento. Este parece que no. La pasamos jodida, valió la pena", dijo.