Carlos Ríos tiene 30 años, es de La Plata y hace seis meses entró en un bucle del que no puede salir. Arrancó a trabajar como confitero, se siente marcado por un estereotipo y sueña con ser el mejor "guardián" para sacar adelante a su familia.
Apenas tuvo edad para trabajar, el hombre empezó a hacer su recorrido como ayudante en una confitería. Hasta recibió un diploma que prueba su conocimiento del oficio, pero después de un tiempo perdió su trabajo. El ciclo se repetiría una y otra vez durante los años siguientes.
"Aprendí de tantos oficios porque me tenían un tiempo en negro y cuando me tenían que poner en blanco", dijo Carlos a LAPLATA1.com. En medio, conoció a su pareja y tuvo un hijo que ya tiene diez años. Y mientras tanto, trabajó como albañil, metalúrgico, verdulero, parquero, operario y repositor.
"Me siento marcado por el estereotipo: como soy negro y no hablo muy bien siento que eso me marca", expresó Carlos sobre su trayectoria en el mundo laboral. Sin embargo, describió esa situación con la claridad que otras palabras no podrían darle.
Hubo una especialidad que lo cambió todo. "El año pasado hice un curso de guardia de seguridad y tengo un diploma, ese sería el rubro en el que me gustaría trabajar", contó. Carlos tiene clarísimo que ese es el camino: "Necesito trabajar en algo estable".
También cuenta con experiencia para ejercer el rubro con el que sueña. "Estuve en un barrio cerrado y custodiaba los camiones con containers en Buenos Aires", dijo. Mientras tanto, reparte su currículum por toda La Plata y la suerte no lo acompaña.
A pesar de todas las dificultades y de los estereotipos que lo marcan, Carlos se la rebusca con lo que sabe y los fines de semana sale a cortar el pasto con su pareja, que se volvió una compañera incansable. En este marco, quienes lo deseen pueden contactarlo a través del siguiente número: 2216818584.