Viajó de La Plata a Ushuaia en fitito con su papá, vivió una despedida dolorosa y lo homenajeó a puro fierro: "Fue un sueño"

Compartió el amor por el Fiat 600 con su papá y lograron una hazaña. Tomó una dura decisión para quedarse con un recuerdo muy especial. "Era como una traición, no me lo permitiría a mí", dijo
Sociedad 18/09/2024 . Hora: 21:00
Viajó de La Plata a Ushuaia en fitito con su papá, vivió una despedida dolorosa y lo homenajeó a puro fierro: ”Fue un sueño”

Leonardo Jurado es de La Plata y es un apasionado por el Fiat 600. Compartió ese amor con su papá, Manuel, y hace algunos años concretaron una hazaña.

Todo arrancó en enero de 2015. El protagonista de esta historia ya tenía una hoja de ruta y después se sumó su papá. Viajaron desde La Plata a Ushuaia en dos fititos y se impusieron a cualquier obstáculo. El camino de ida duró 15 días por la Ruta 3 y el de vuelta tardó 17 por la 40. En medio vivieron momentos imborrables, pasaron por lugares increíbles y hasta hicieron amigos. "Fue un sueño que teníamos", dijo Leonardo a LAPLATA1.com.

SHOW DEL DESAYUNO

Para el recorrido se tomaron su tiempo: los autos no llegaban a más de 85 kilómetros por hora. Llevaban repuestos de todos los colores. "No sabíamos lo que nos íbamos a encontrar". Más allá de la hazaña, Leonardo se llevó la calidad de las conexiones humanas en el camino: "No era solo llegar hasta allá, sino ir viviendo las experiencias de cada ciudad y disfrutar la buena onda de las personas que nos encontramos".

CADENA COOL

El amor del hombre por los autos había arrancado mucho antes. Hace doce años pertenece al Fiat 600 Club Argentina y es miembro de la filial La Plata. Ahí encontró una segunda familia junto a su papá, quien también estuvo en la movida. Con el Club viajaron de norte a sur, y el auto jamás falló. 

Leonardo encontró mucho más que un auto en el Fiat 600: se trata de un vehículo atravesado por las historias y el recuerdo. Para muchos fue su primer auto, otros lo usaron en su casamiento y unos pocos hasta viajaron en él hasta la sala de partos. "Genera hermandad", contó a este medio. Aunque muchas veces el "clásico" provoque dolores de cabeza, "siempre hay alguien que te va a dar una mano".

SHOW DEL DESAYUNO

Hace dos años, Manuel Jurado enfermó de cáncer. Leonardo se alejó del mundo del fitito mientras cuidaba a su papá. Después de una dolorosa despedida, se presentó un dilema. En la cochera de su mamá, Mirta Cristina Romero, habían quedado los dos autos: aquel verde agua de su viejo, y el siempre dorado suyo. Costaba mantenerlos, y dejarlos "quietos" no resolvía el asunto.

En ese momento, tomó la decisión: "Me quedo con ese porque me quedo con el recuerdo de mi papá, con la presencia de él, con todo lo que compartí con él". Puso todo en la balanza, pero "desprenderme de mi viejo era como una traición, no me lo permitiría a mí".

Hace poco Leonardo puso en venta su auto, el dorado. "Está bueno aprender a soltar, aunque sean afectos grandes, y que lo pueda disfrutar una persona que le pueda dar el mismo o mejor uso que yo le di", dijo.

Y el fitito verde agua seguirá ahí. "En el asiento del acompañante sé que él está presente", expresó. Y también siguen los recuerdos. Como cuando en Santa Cruz, saliendo del Perito Moreno, se les quedó el auto y quedaron al costado de la ruta. Entonces llegaron unos alemanes: "No entendía nada, lo único que le entendí era si necesitaba ayuda". Para terminar con el asunto, levantó el pulgar. "El tipo pensó que habíamos quedado sin nada, me bajó un fajo de billetes de euros para quererme ayudar", contó.

Otra anécdota que no olvida es la del chileno. Saliendo de Punta Arenas, "un tipo había bajado una rampa para subir el Fiat porque me lo quería comprar". Insistió hasta el cansancio. "Te pago, te firmo acá los papeles y me lo llevó ahora mismo", le dijo. "Tengo que volver a casa", le respondió Leonardo.

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