Se fue con lo puesto del hogar donde se crió, descubrió su pasión gracias a un amigo y la rompe con su receta en Gorina

Una historia marcada por una dura infancia, un pedido especial que cambió su vida y un "éxito del 150%. Supo salir adelante y ya se volvió un clásico en la Cantera
Sociedad 17/09/2024 . Hora: 20:27
Se fue con lo puesto del hogar donde se crió, descubrió su pasión gracias a un amigo y la rompe con su receta en Gorina

Severino Rinde tiene 64 años, vive en Gorina y principios de los 2000 sus churros se volvieron los más famosos. Una historia marcada por una dura infancia, el pedido especial de un amigo y un “éxito del 150%”.

SHOW DEL DESAYUNO

El hombre se crió en el Hogar Infantil Bethel de 31 bis y 476, City Bell. Se fue cuando tenía apenas 18 años y lo hizo “con una mano atrás y otra adelante: lo único que tenía era lo puesto”.

A pesar de todo, Severino dijo a LAPLATA1.com que tuvo suerte. Poco después arrancó como casero en una casa de fin de semana y allí pasó mucho tiempo, y como le pagaban poco consiguió un nuevo trabajo: de lo mismo, pero en otro lugar.

Y al “churrero más famoso de Gorina” le llegó más viento a favor. “No alquile más, compre un terreno”, decía el aviso que leyó mientras se le iluminaban los ojos. Cuando se quiso acordar, ya estaba manos a la obra para construir su propia casa.

CADENA COOL

Mientras tanto, Severino trabajó en rubros que nada tenían que ver uno con el otro. Pasó por el ferrocarril, y llegó a lo que sería un acercamiento a su pasión: la panadería. “Toda la vida trabajé”, destacó a este medio.

El largo recorrido que había hecho era puro ascenso, pero hubo un momento que cambió todo. Un día, un amigo le pidió que haga churros. “Flaco, dedícate a esto. Te salen bárbaros”, le dijo después de probarlos. “Bueno, te voy a hacer caso”, respondió Severino. Ahí comenzaba otra historia.

SHOW DEL DESAYUNO

Él mismo sabía que tenía una habilidad especial con esa actividad. “Pero no me costó así nomás”, contó. “Tuve que comprar todas las herramientas”. A puro esfuerzo, un día salió a la calle con su receta. Era el momento de la verdad: faltaba el veredicto de los clientes.

“Empecé y me fue bien de entrada”, dijo Severino más de 25 años después. “El éxito fue un 150%. Me fue bien, gracias a Dios me fue bien”, contó. Y por lo menos desde 2009 se instaló en la Cantera de Gorina, donde la rompe con su receta.

Para darle crédito a lo que cuenta, también le dejaron “reseñas”. En una ocasión, un camionero probó sus churros en una estación de servicio. No sabía quién los había preparado, pero arrancó a preguntar y llegó hasta Severino. “Me andaba buscando por todos lados”, contó. “Me dijo que me iba a ir muy bien, parece que me embrujó”.

Pasan los años y Severino sigue con sus churros en la Cantera de Gorina, todos los sábados y domingos a partir de las 15:30 horas. Salvo que llueva fuerte, por supuesto. Incluso, con su compañera (en portada), hace una “parada” para vender en el frigorífico.

“Estoy bien, no tiro manteca al techo pero me sirve para vivir”, cerró el churrero.

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