Federico Minaberrigaray es ingeniero agrimensor, se recibió en la Universidad Nacional de La Plata, y desde hace poco tiempo decidió invertir fuerte luego de una triste noticia laboral. Todavía está devolviendo el préstamo. Jugó fuerte.
“Trabajé durante toda la carrera en trabajos relacionados con la agrimensura. Cuando estaba a punto de recibirme me surgió la posibilidad de trabajar como topógrafo, en relación de dependencia, en una obra de ingeniería, en la que se construía y se ampliaba una planta potabilizadora de agua”, explica a LAPLATA1.com.
Pero este año llegaría un baldazo de agua fría: la obra se paralizaría y a él lo despidieron. Tuvo que resetearse.
“Mi trabajo, muy resumidamente, era interpretar y analizar los planos del proyecto; medir el territorio sobre el que iban a estar emplazadas ciertas construcciones y replantear la posición, dentro de un sistema de coordenadas determinado, de esas construcciones y sus elementos, para que quienes estaban encargados de construirla pudieran hacerlo de acuerdo a los planos y en el lugar en el que fue pensada”, explica sobre aquel trabajo trunco.
Según cuenta, es una obra ubicada en la bajada de la autopista Buenos Aires – La Plata, a la altura de Bernal.
“Cuando la obra se paralizó a principios de este año y me despidieron, me dediqué de lleno a ser profesional independiente”, señala Federico. Ahora todo depende de él.
“Para resumirlo en pocas líneas, mi trabajo es escuchar al cliente, entender lo que necesita. Debo analizar la situación de la porción de territorio sobre la que el cliente dice tener vinculación y ofrecerle una solución. Esto implica medir el territorio, interpretarlo y darle una representación geométrica, gráfica y analítica”, subraya.
“Por ejemplo, una de las tareas que hago en mi trabajo es indicarle al cliente dónde están los límites de su propiedad, de su título. Así, puede evitar o resolver conflictos con sus vecinos linderos”, agrega.
El laburo a veces se vuelve complicado por confusiones que surgen: “Pasa seguido que los vecinos se acercan de forma agresiva o prepotente porque piensan cualquier cosa. Pero les explico lo que estoy haciendo y entre ellos suelen avisarse que no estoy yendo a hacer nada malo”.
“Es un trabajo, como el de todo emprendedor, difícil. Hay que estar siempre publicitándome, con el teléfono encendido, porque las consultas no tienen horario. Escuchar al cliente, lo que necesita, ver si es viable y ofrecerle alternativas”, reflexiona Federico.
No le gusta delegar demasiado: “Me gusta hacer todo a mí. Me encargo de la consulta, la medición, el dibujo de los planos, el armado del trámite, y la gestión en las distintas reparticiones públicas”.
Su amor por la agrimensura surgió desde pequeño. Federico se crió en Tolosa y allí se sumó a un vecino que necesitaba un ayudante. Le copó el laburo y entendió que debía estudiar eso en la UNLP. “Fue un click”, reconoce.
Para poder trabajar de forma independiente debió comprar la “estación total”, algo que no huele muy económico. “Me prestaron la plata y todavía la estoy devolviendo por mes”, subraya. No baja de 3.000 dólares. Pequeña inversión.