Milagros es de La Plata, “madre sola”, y se multiplica para poder trabajar y emprender. No le quedaría mal que el día tuviera más de 24 horas.
En diálogo con LAPLATA1.com, cuenta su historia de lucha. Hubo un momento muy complicado: la pandemia. Sabía que iba a quedarse sin trabajo y no podía cruzarse de brazos. Todo por su pequeña.
“El proyecto de pastelería lo arranqué en la pandemia porque soy madre y sabía que me iba a quedar sin laburo. Tenía que hacer algo para mantener a mi hija. Y ahí empecé a vender alfajores”, recuerda.
“Me gusta cocinar todo lo dulce y me puse a estudiar y leer mucho sobre pastelería”, dice Milagros. En aquel momento, ella trabajaba limpiando casas. Era obvio que con la cuarentena y la distancia social no podría conservar el laburo.
“Todos mis amigos y conocidos me decían que empiece a vender y así arrancó mi locura por la pastelería. Obviamente no me alcanzaba para vivir solo de eso. Ahí fue justo que me ofrecieron trabajar en la panadería. Ese laburo todavía lo conservo. Hago atención al público”, explica.
Hace poco, Milagros decidió ir por más. Ofrece un servicio de “barra de gomitas”. La rompe en los cumpleaños. Su idea, a futuro, es poder vivir únicamente de los emprendimiento para poder tener más tiempo con su hija.
“Pensaba en hacer algo diferente que no haya en La Plata y ahí me surgió lo de la barra. Los nenes y los adultos se sorprenden. Creo que las gomitas es algo que nos gusta a todos”, arriesga.
Milagros es una obsesiva del trabajo. Sale su casa a las 5.30 para atender en la panadería y hasta las 21 sigue ocupada con sus propios proyectos. No para.
“Es difícil hacer todo con un hijo. Me reclama tiempo pero ella entiende que mamá trabaja mucho para tener todo lo que tenemos y estar bien. Me ayuda y le encanta cocinar conmigo también. Le hablo mucho y ella entiende perfecto. Es pesado pero sabemos que es el esfuerzo para el día de mañana”, completa la joven platense.
