Andrea es de La Plata y la dueña de Pulga, un perro que busca con desesperación. Desde marzo no lo tiene pero todavía no baja los brazos.
“A él lo saqué de una villa porque ni bien nació lo vi muy desmejorado. Estaba segura de que no tenía los cuidados adecuados. Los dueños no me lo querían dar. Entonces un día que no aguantaba más, me puse a llorar en la puerta de ellos y de rodillas le pedí que me lo dieran, porque yo tenía los medios para reponerlo”, recuerda en diálogo con LAPLATA1.com.
“A partir de ahí tuvo muchas internaciones e infecciones. Le dábamos mucha medicación”, agrega.
El veterinario les decía que era un “día a día”. “Había que ver si pasaba la noche”, era la frase recuerda Andrea de aquel momento.
“Pero fueron pasando los días y de a poquito se fue reponiendo. Después tomó fuerza y se convirtió en uno de los mis compañeros”, señala.
Andrea tiene 61 años y es docente. Tiene dos hijas pero ya no viven con ella. Pulga tiene 7 años y también tiene otros perros.
A comienzos de marzo, ella estaba muy apurada y decidió dejar a Pulga afuera de la casa, creyendo que cuando volviera del trabajo todavía iba a mantenerse por la cuadra. Ya se había escapado una vez pero había regresado.
“Me quedaban 10 minuto para ir de 3 y 78, que es donde vivo, a la Técnica 9 de 1 y 46. Tenía que entrar en punto”, recuerda Andrea. Cuando regresó no había rastros de ambos.
“Todo el mundo parece verlo pero nadie lo retiene o me manda una foto certera”, dice.
Y añade: “Vivo sola, no paro de publicar y la gente colabora. Pero también he tenido muchas llamadas a cualquier hora, extorsivas y amenazantes. Dicen que no lo van a largar si no transfiero 20 mil pesos. Muchas personas especulan con el dolor mío”.
Y sobre la recompensa explica: “El dinero que ofrezco es mi sueldo, no es lo que verdaderamente vale mi perro. Empecé con 50 mil pesos y ahora paramos en 500 mil”.
“No quiero mostrarme decaída ni pensar que no lo voy a encontrar. Yo creo que el perro lo tiene alguien, y ese alguien no sabe que lo estamos buscando. No sé cómo llegar a la gente grande que no tiene redes sociales”, sostiene.
Y concluye sobre su tierna relación con Pulga: “Le salvamos la vida. El dolor es muy grande. El que ama a las mascotas, me puede entender. Nos necesitamos. Yo cuando vengo triste o angustiada, llego a mi casa y saber que ellos me esperan es muy gratificante. El amor con Pulga es incondicional. Siento que ellos también son mis hijos”.
Ante cualquier información, dejó su número de teléfono: 221 534 4351.
