Gabriela es de La Plata y hace 9 años fue mamá: desde ese momento su vida dio un vuelco importante y lo cuenta a LAPLATA1.com.
“Yo trabajaba como empleada administrativa en una clínica y cuando fui mamá decidí dejar eso y empezar con la pastelería. Quería estar con mi nene”, recuerda.
“Siempre tuve la idea de hacer un plato giratorio porque los que conseguía no eran muy estables. En principio era para usarlo yo, pero después empecé a ofrecerlos”, agrega.
En ese sentido, Gabriela cuenta que estuvo “probando, probando y probando” hasta que finalmente encontró el diseño que le gustaba y le servía.
Juan, su pareja por aquel momento, la ayudaba enormemente. Es carpintero. “Me armó un banco de trabajo para poder cortar los discos. Vimos miles de tutoriales. Siempre me apoyó mucho con esto”, subraya.
Por las vueltas de la vida hoy están separados, pero Juan sigue colaborando con el proyecto de Gabriela. En lo laboral, el dúo no se rompe.
Lentamente Gabriela empezó a darse cuenta que le interesaba más el tema de los platos giratorios que sus propias preparaciones gastronómicas, y así fue que se convirtió en una verdadera especialista en la materia.
“Los ofrecía para pastelería y una de mis hermanas me decía que podían servir para trabajar el vidrio y también para el mosaiquismo. Me empecé a meter en grupos de Facebook sobre esos temas y hoy creo que se vende más para eso que para pastelería”, revela.
“Me lo pidieron para cosas que jamás se me hubieran ocurrido”, dice Gabriela, y agrega: “Me gusta todo lo visual, entonces le trataba de dar un toque diferente. La idea es que no sea un plato giratorio convencional, que llame un poco la atención. Por eso los hago con estampados”.
En diciembre y enero, con la crisis económica, la situación se volvió compleja pero no bajará los brazos: “Hubo un parate total, pero tampoco quería cortar mi independencia. Voy a agotar todas las posibilidades, y ahora en febrero volvió a moverse un poco. La idea es seguir poniéndole todas las energías y que vaya creciendo”.