
“Me estás dando impresión”, fueron las palabras de su pareja al verlo sin el vello facial que siempre había caracterizado su apariencia. Este comentario, junto con expresiones como “Estás muy raro, no me gusta” y “Cariño no te conozco, ¡Ay qué feo!”, reflejaron su asombro y confusión iniciales.

A pesar del tono humorístico con el que Rubén había planeado el cambio, la naturaleza pública de su vida en redes sociales transformó rápidamente una experiencia personal en un debate abierto y, a veces, hostil.
El video alcanzó casi 16,6 millones de visualizaciones y recibió más de medio millón de “me gusta” en cuestión de horas, evidencia de la rapidez con que este tipo de contenido se disemina y genera reacción. Sin embargo, la repercusión negativa no tardó en manifestarse, llevando a Correia a desactivar los comentarios en el video debido a la “avalancha de respuestas negativas y odio” dirigidas hacia su mujer.
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Esta situación llevó a Rubén a grabar un video adicional para abordar la controversia, enfatizando que “no todo vale” cuando se trata de interactuar en las redes sociales y apelando a un uso más responsable de la libertad de expresión.
“Considero que hay ciertos límites que no deberían de pasarse ni permitirse”, expresó Correia, señalando la importancia de mantener un respeto básico en el ámbito digital. Este llamado a la reflexión subraya un problema más amplio relacionado con la cultura de las redes sociales y la facilidad con la que las interacciones pueden cruzar la línea hacia el acoso, hate o el abuso.