Tres fichas buscan llegar al balotaje. Aunque las encuestas no han sido muy fiables en los últimos tiempos, parece existir un consenso de que Javier Milei y Sergio Massa están mejor posicionados. Patricia Bullrich, con una campaña sin timón, correría desde atrás.
Para la candidata de Juntos por el Cambio, el esquema de “Generales+Balotaje” la deja en una contradicción sin salida. Apelando a cierta racionalidad del votante, sus chances de ganar la elección quedarían muy limitadas.
¿Cuál es la paradoja imposible de resolver? Es claro que el equipo de Bullrich entiende que la forma de llegar al balotaje es radicalizando el antikirchnerismo. No hay que ser licenciado en Ciencias Políticas para darse cuenta. Una simple revisión de sus spots lo demuestran.
El problema es que si, gracias a esa estrategia, ella llega al balotaje, entonces la mencionada campaña se volvería un tiro en el pie de cara al balotaje. La razón es simple: en la segunda vuelta tendría que ir a buscar al votante de Massa que quedó tercero. Después de pedir por la desaparición del kirchnerismo, sonaría bastante raro que pueda seducirlos con eficacia.
Ojo: salvo que desde Juntos por el Cambio estén pensando en que Bullrich puede llegar al Balotaje pero no contra Milei, sino contra Massa. En ese caso, la estrategia actual no se volvería tan autodestructiva.
Massa, entendiendo que esta elección se juega en varias etapas, ya empieza a encarar un discurso que sea compatible con la estrategia post Generales. Aquí aparece la alusión al gobierno de unidad y la idea de sumar a radicales o peronistas del PRO en ministerios. Si efectivamente el balotaje es entre el tigrense y Milei, este tono de concordia con sectores de Juntos por el Cambio podría ser una táctica adecuada.
¿Y a Milei qué le conviene hacer? Todo depende de cuál sea su pronóstico electoral. Si él cree que ya va a estar adentro del Balotaje, entonces le convendría moderar sus críticas al espacio que potencialmente saldría tercero. Si cree que es Bullrich, no sería muy inteligente para sus intenciones insultar a dirigentes o simpatizantes de Juntos por el Cambio. Después de todo, tendrá que pedirles su voto en la segunda vuelta.
Un ajedrez electoral no apto para impacientes.
