En el 2018 y 2019, Cambiemos terminó exhausto. Luego del gradualismo del 2016 y 2017, el FMI forzó un ordenamiento más rápido de las cuentas públicas y el gobierno de Macri terminó arañando el equilibrio fiscal con un elevado costo: dos años consecutivos de recesión.
Sergio Massa envió el Presupuesto 2024 y promete regresar al equilibrio fiscal. Incluso pasar al superávit. La clave está en la famosa “separata”. Básicamente consiste en reducir o eliminar gastos tributarios.
¿Qué son los gastos tributarios? Son las “pérdidas” en las que incurre el Estado por otorgar reducciones impositivas a determinados sectores.
La idea de este gasto tributario es beneficiar a determinadas actividades, zonas o consumos. El lobby pesa mucho ya que estas “ventajas impositivas” pasan por el Congreso. En Argentina, la situación parece salida de control. Los últimos presupuestos están plagados de estos sistemas especiales con tasas diferenciales.
La literatura económica los desalienta tajantemente. Son discrecionales, distorsivos y la mayoría de las veces ni siquiera se cumple el objetivo de “fomentar” a tal actividad. En otras palabras, un derroche de recursos para privilegios sectoriales.
Cristina Kirchner, en una de sus últimas apariciones públicas, abogó por la eliminación de estos gastos tributarios que benefician a diversos empresarios.
En estos gastos tributarios se incluye también el régimen de promoción de Tierra del Fuego, un sistema que lleva largos años y que de tanto en tanto vuelve al debate público por los altos precios de los aparatos electrónicos. ¿Se animará el Congreso a meter la mano ahí o seguirá el régimen sin cambios?
Hay otro listado de gastos tributarios que son más “sensibles”. Por ejemplo, exenciones a servicios educativos, préstamos para la vivienda, medicamentos, asociaciones deportivas, edición de diarios y revistas, entradas teatrales o servicios de lotería
También hay alícuotas reducidas para las prepagas y sus prestadoras, obras de arte, panadería, construcción y alimentos.
En todo caso, resulta inexplicable que Cambiemos no haya hecho casi nada por emprolijar los gastos tributarios e ir a tasas impositivas generales como rezan los libros. Se hubieran evitado llegar al 2019 cruzando el desierto de Sahara.
