Continúa la búsqueda de los cinco ladrones que intentaron cometer un golpe comando en la sede del Banco Provincia de barrio El Mondongo, en donde ingresaron con armas largas. Si bien no lograron llevarse nada, escaparon y su paradero sigue siendo desconocido.
El dato que más llamó la atención es que al menos dos de los implicados tenían ropas con la insignia “Policía”, por lo que los investigadores intentan determinar cómo fue que se hicieron con esos elementos y si se trató de un golpe planificado.
Según reportó el diario Hoy, la fiscal de la causa, María Eugenia Di Lorenzo (UFI n° 17) explicó que la banda que intentó cometer el atraco habría realizado una tarea de inteligencia “precaria” momentos antes del hecho. Esto se debe a que en los minutos previos se registraron varios llamados al 911, denunciando falsos “hechos graves delictivos”, detalló la funcionaria.
“Habrían intentado despistar o alejar a la Policía para tener una especie de zona liberada al momento del ingreso al local”, agregó como presunta hipótesis. De todas formas, el caso todavía está en plena investigación.
Todo sucedió a plena luz del día, cerca de las 10 de la mañana, en una sede del Banco Provincia ubicada en la esquina de 1 y 67. Los hampones irrumpieron en el lugar y utilizando ametralladoras intimidaron al personal de limpieza que se desempeña en la entidad y también a los agentes de seguridad, quienes los llevaron al sector de tesorería con claras intenciones de robo.
Según trascendió, una decena de personas estaba haciendo fila para entrar al cajero automático, cuando de pronto descendieron de un vehículo los malvivientes encapuchados, que en sus manos portaban armas largas. Apuntándolos y amenazándolos, los obligaron a todos ellos a ingresar a la sucursal para continuar con su plan delictivo.
Al parecer y casi de causalidad, en ese preciso instante llegaron dos uniformados que iban a retirar dinero, por lo que los ladrones decidieron interrumpir la misión. Antes de huir agarraron a una mujer que utilizaron como escudo y tras ello se subieron al Chevrolet Ónix de color blanco, con el que habían arribado y se fueron a gran velocidad con rumbo desconocido.