De acuerdo a los últimos datos publicados por el INDEC, la carne continuó aumentando por debajo del nivel de inflación en junio. Así, se amplió la brecha entre el precio promedio de los cortes vacunos y el IPC en los últimos doce meses. Un hecho que, entre otros factores, tracciona el consumo interno.
Así lo reflejó el último informe de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (CICCRA), en el que se destacó el incremento de la producción del 10,3% interanual en el primer semestre y una suba del 12,3% en exportaciones.
“Lo que implica que el consumo interno habría absorbido un volumen 9,5% mayor al de enero-junio del año pasado”, se explicó en el estudio, en función de lo cual se estimó que “en junio de 2023 el promedio móvil de los últimos doce meses del consumo aparente de carne vacuna se ubicó en 50,8 kg/habitante/año, superando en 4,7% el nivel registrado en junio de 2022 (+2,3 kg/hab/año)”.
Así, el dato se ubicó por encima del promedio de 2020 (50,4 kg por habitante al año), del 2021 (48,6 kg/h) y del 2022 (48,5 kg/h). “No obstante el incremento de la producción de carne vacuna asociado a la mayor faena forzada por la sequía del último año, el consumo per cápita de carne vacuna actual todavía resultó 4,0% menor al registrado en el primer semestre de 2019”, explicaron desde CICCRA.
También continúa lejos de los máximos históricos. Aunque, según señalan, hay distintos factores que inciden en este aspecto. “Se está recuperando el consumo, pero a los niveles históricos no se van a recuperar por más que baje el precio o suban los salarios, porque van cambiando los hábitos de consumo”, explicó al sitio Ámbito David Miazzo, economista en jefe de Fundación FADA.
Y agregó: “Por ejemplo el pollo, más allá de que se come porque es más barato, también se come por cuestiones de dieta o de salud, para reducir el consumo de carnes rojas. Ahí hay una cuestión un poco más de fondo. De la misma manera, hay un mayor consumo de cerdo, porque nos fuimos acostumbrando a incorporarlo, porque está más presente en la oferta: creció la producción de cerdo y está más disponible, uno lo ve en las góndolas y lo empieza a incorporar”.
“Hay algunas cuestiones de cambios de hábitos de consumo, que van más allá del precio o del poder adquisitivo de los salarios. Pero, en un contexto donde se abarata, se incentiva el consumo. Si está un poco más cerca del kilo de pollo o de cerdo, entonces la gente siempre termina prefiriendo la carne vacuna. Entonces la consume un poco más”, remarcó Miazzo.
Esta recuperación en el consumo se explica, entre otros factores, por una suba en los precios por debajo del nivel general de inflación. De acuerdo a los datos publicados por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva), el mes pasado el precio promedio se incrementó un 1,5%, mientras que la suba interanual se ubicó en 71,3%: considerablemente por debajo del 115,6% que presentó la variación interanual del IPC.
“En tanto, con respecto al valor del pollo entero, los cortes vacunos tuvieron un descenso de precio de 11,0%. Estos guarismos son consistentes con la recuperación que mostró el consumo aparente de carne vacuna en los últimos doce meses”, explicaron desde CICCRA.