Nadia tiene 44 años, es de La Plata y gracias a su mamá su vida dio un vuelco de 180 grados.
En el 2011 decidió acompañarla a un curso de tapicería y jamás imaginó que se enamoraría.
En diálogo con LAPLATA1.com, Nadia recuerda que renunció a su trabajo para dedicarse a full a ese “arte”.
“Yo trabajaba en Capital Federal en el área de telecomunicaciones como gestora de cobranzas. Nada que ver. Finalmente renuncié, cobré la indemnización, y con eso empezamos a invertir en máquinas y materias primas”, cuenta.
“Jamás pensé en dedicarme a esto. Lo empecé por mi mamá, para acompañarla. Hicimos dos años de tapicería, y sumamos conocimientos y técnicas al principio, y luego perfeccionamiento”, agrega.
Ese curso quedaba en Florencio Varela. Iban juntas en micro. Fue una experiencia única para Nadia. Luego montaron su propio taller. Nadia se fue transformando en toda una especialista. En el 2016 su mamá falleció y ella quedó al mando.
“En un momento me di cuenta que quería enriquecer a otros. Hice un click, un choque emocional y me dije ‘voy a dar clases’. Quiero que esto se difunda porque se está extinguiendo”, señala.
Está muy cerquita también de recibirse como docente y entiende que su objetivo es que los jóvenes se interesen por el mundo de la tapicería: “Que los chicos pueden tener herramientas para defenderse en lo laboral”.
“Uno puede ser muy profesional, pero si no sabe trasmitirlo, es imposible”, agrega la reina del puff. Y es que ha hecho puff con materiales que pueden parecer insólitos: con muebles en desuso, con botellas plásticas, con tachos de pintura, con neumáticos.
“Que te digan ‘gracias profe’ es una gran satisfacción”, completa Nadia, cargada este 2023 de desafíos y proyectos para que su universo no muera.