Lucía Pilar Mendez tiene 25 años y vive en City Bell junto a su familia. Es estudiante de Derecho en la facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales en la UNLP.
En medio de la pandemia, tras cursar encerrada en una habitación y con la computadora siempre, se acumulaban las ganas de crear algo, y de paso tener libertad económica. Así fue que encontró un pasatiempo.
En el 2021 empezó a interesarse por el hilo y las agujas, y con ellos comenzó a ilustrar prendas. Siempre le llamó la atención el arte, y ahora está creando algo.
La abuela de su pareja era una experta en bordados: “Decidí aprender a bordar. Justo la abuela de mi pareja era una experta en bordados, se llama Lidia”, comenta Lucía. “No dudó un segundo, y a la mañana siguiente me trajo mi primer bastidor y aguja, y comencé a hacer mis primeras puntadas. Con el tiempo cada vez mis diseños salían mejor y empecé a pensar que podía hacer algún proyecto/emprendimiento, pero no sabía de qué...”.
Así fue que Lucía también pensó que no iba a funcionar, analizó que producto podía bordar y que a la gente le guste utilizarlo, pensó finalmente en gorras. “Es de uso recurrente y unisex”, justo lo que ella buscaba.
Determinada compró 10 gorras, pero cuando llegaron no sabía por dónde empezar, “Las dejé guardadas y volví a creer que no iba a funcionar”, recuerda Lucía.
Pasaron varios días, hasta que llegó un pedido muy especial: su primera clienta. “Me decidí, comencé a bordarla y concreté mi primera venta”, recuerda.
Así fue como abrió una cuenta en Instagram llamada “Hilando Ando”, donde comparte todos los pedidos personalizados que ha realizado desde ese momento hasta hoy.
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Desde LAPLATA1.com le pedimos a Lucía que nos cuente si recuerda cuál fue el primer bordado y esto nos comenta: “Mi primer bordado en un bastidor fueron flores y hojas, Recuerdo cuando me salían mis primeros diseños, se los enviaba a la abuela de mi pareja re contenta”.
Pasó de vender 4/5 gorras a vender más de 60 por mes. Ya ha enviado sus producciones a distintas provincias a lo largo del país y sueña con poder enviar al exterior. Y por supuesto, tiene un bordado favorito “Son las olas del océano. Justo una de mis primeras gorras bordadas fue de olas. Me encantan los tonos azules y nada mejor que plasmarlos en un diseño del océano”, agrega Lucía.
Este emprendimiento le permite tener libertad económica y poder estudiar con tiempo “Se convirtió en mi trabajo”, cierra Lu.