En los últimos días se aceleraron los motores de la lucha de Juntos por el Cambio en la Provincia de Buenos Aires. Una lucha interna que puede ser muy dura dentro del PRO fundamentalmente.
Larreta trata de valerse de la experiencia de Santilli en el 2021. Tiene múltiples desafíos. El más claro: su figura está muy relacionada a la Ciudad de Buenos Aires. En el caso bonaerense, las intermedias arrojaron una lección: el interior prefirió a Facundo Manes.
Aún mayores parecen los desafíos para Patricia Bullrich. No está claro cómo su discurso llegará al Conurbano más profundo. El tema de la inseguridad puede ser una buena llave para hacer contacto con el segundo y tercer cordón del Conurbano.
El discurso económico de Juntos por el Cambio, y del PRO especialmente, ha quedado muy eclipsado por la presión libertaria: lo único que se repite como mantra es bajar los impuestos y llegar sin demoras al déficit fiscal cero. Sin gradualismo.
La aversión a los planes sociales es otro elemento del discurso amarillo que puede chocar contra los intereses de bastos sectores del Conurbano que requieren de un auxilio estatal para llegar a fin de mes.
En un corto plazo, pareciera que endulzar simultáneamente al interior bonaerense agropecuario y al Conurbano profundo es una contradicción. En buena medida, las retenciones a las exportaciones agropecuarias son importantes para financiar la red de asistencia social, laboral y productiva que necesitan muchas unidades económicas y familiares del segundo y tercer cordón. También las pymes industriales requieren de financiamiento subsidiado. Por lo tanto, un discurso de rápido descenso impositivo puede ser perjudicial (en un corto plazo) para sectores que requieren de subsidios.
Para Juntos por el Cambio o Cambiemos, ésto ha sido un verdadero desafío. En general, cosechó buenos nuevos electorales en el interior y las grandes ciudades como La Plata, Bahía Blanca o Mar del Plata, pero se mantuvo lejos de ganar los municipios más populosos del Conurbano.
A veces los intereses de ambos “mundos” (interior y conurbano) pueden ir de la mano. El 2011 es el mejor ejemplo. El peronismo ganó ampliamente en toda la Provincia. Pero más bien es una excepción. Cambiemos tenía la chance de revertir esta lógica en el 2017 tras una buena elección legislativa donde hizo pie en varios municipios gobernados históricamente por el PJ.
En Esteban Echeverría perdió por solo 6 puntos, en Lomas de Zamora por 9 y en Avellaneda por 2. Y se había impuesto en San Martín, Morón, Ituzaingó, San Miguel y Tres de Febrero. La crisis económica 2018-2019 y la unidad del peronismo borraron de un plumazo ese incipiente crecimiento. Tuvieron que empezar de cero. La recuperación electoral en el 2021 no fue tan marcada en el Conurbano para Juntos por el Cambio. De hecho fue bastante pobre en comparación a otros distritos. Un desafío que, por ahora, parece ni siquiera ser planteado como algo urgente para la tropa opositora.