El atentado contra Cristina Kirchner desató una fuerte polémica sobre los alcances de un supuesto “discurso de odio”. Los principales referentes del Frente de Todos lo dejaron muy claro el viernes: no fue un “loquito suelto”, sino una construcción de odio que se venía gestando desde discursos políticos, mediáticos y judiciales.
Este posicionamiento del oficialismo descolocó a Juntos por el Cambio, que inicialmente había repudiado el atentado. Se pudo ver claramente dos etapas en la oposición. Etapa 1: repudio al atentado. Etapa 2: críticas al mensaje de Alberto Fernández y de otros dirigentes en torno al concepto del “odio”. Patricia Bullrich se salteó la Etapa 1 y solamente se expresó sobre la Cadena Nacional del Presidente.
No fue un omisión menor. Este sábado, el titular del bloque de la Coalición Cívica, Juan Manuel López, criticó duramente a la mandataria del PRO: le recordó sutilmente su paso por Montoneros y cuestionó su falta de pronunciamiento. “Lo lamento por ella”, dijo antes de la sesión especial.
Florencia Retamoso, diputada de Patricia Bullrich en tierras bonaerenses, recogió el guante: “No hay persona más comprometida con la democracia y las instituciones que Patricia Bullrich. Las palabras del diputado Juan Manuel López son una falta de respeto y merecen un pedido de disculpas”.
Las disculpas no llegaron. El diputado lilito aclaró luego: “Con la Presidenta del PRO tenemos miradas generacionales distintas. No busqué descalificarla. Sólo fue una opinión política”. A este mensaje de Twitter le puso “Me Gusta” Karina Banfi, importante diputada radical, evidenciando que el malestar también cruzó a las filas de la UCR.
Dentro del espectro progresista también hubo una discusión sobre el alcance del “discurso de odio”. La socióloga Paula Canelo lo reflejó en un tuit que provocó adhesiones de varios simpatizantes del Frente de Todos: “La trampa del odio es que es una escalera. Con escalones que podemos estar construyendo todos, nos demos cuenta o no. ‘La derecha mata’, ‘son todos fascistas’, ‘son todos estúpidos’, ‘ellos son el mal’ también son discursos de odio”.
En el mar revuelto, los libertarios aprovecharon la “burocracia” interna de Juntos por el Cambio para expresarse sin complejos. Recordaron la “hostilidad” que sufrieron los dirigentes liberales entre el 2003 y el 2015. Espert recordó que fue denunciado judicialmente en el 2004 por participar de un supuesto complot para desestabilizar al Gobierno. Otros recordaron los huevazos a Domingo Cavallo cuando daba una conferencia en la UCA en el 2014, y más recientemente el “bloqueo” de agrupaciones estudiantiles a Ricardo López Murphy en el marco de una charla en la UBA.
Lo concreto es que, por ahora, el atentado contra Cristina Kirchner parece no marcar un antes y un después en el tono del debate político.
