Hace cinco meses dos hermanas de Berisso se pusieron a amasar. No tenían local ni tampoco antecedentes fuertes en el mundo gastronómico, pero el proyectó encantó a todos los clientes.
“Todavía no tuvimos ninguna queja”, dice en diálogo con LAPLATA1.com Ariel, pareja de Juana, una de las hermanas que arrancó con este emprendimiento de pastas caseras.
“Fue para probar, para ver qué pasaba, y lentamente está caminando”, agrega Ariel, que se desdobla: tiene su empleo principal en el sector de la construcción en seco, y también ayuda en la iniciativa culinaria publicando en redes sociales y haciendo algunos repartos.
Todo lo hacen desde su casa. Al principio, reconoce, había una desorganización nada menor. Pero con el correr de las semanas se fueron acomodando y hoy tienen un sector delimitado como “puesto de trabajo”.
La pareja de Berisso tiene dos hijos y explican que este emprendimiento también sirve como un refuerzo económico en tiempos difíciles.
Los clientes se llevan las pastas y les envían fotos de cómo quedan cocidas. Las imágenes son tentadoras. Se llaman Popea Pastas.
“La verdad es que estamos teniendo muy buena repercusión. Ella tenía un poco de conocimiento y mi cuñada también se sumó. Yo les di una mano para conseguir la máquina y ahí largaron con ésto”, recuerda.
Ñoquis, sorrentinos, fideos y ravioles son la base del menú que ofrecen. Y también venden salsas y queso rallado. “No escamoteamos con el relleno y usamos productos frescos”, se agranda Ariel.
