El seleccionado argentino masculino de fútbol terminó este miércoles su paso por los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 tras igualar ante España 1 a 1, quedó tercero en el Grupo C y perdió la clasificación ante Egipto, que culminó con mejor diferencia de goles.
La eliminación muestra la consecuencia de las dificultades que tuvo el entrenador Fernando Batista para plasmar el equipo que tenía en mente, ante la negativa de algunos clubes para ceder a sus jugadores.
El partido se desarrolló en el Saitama 2002 Stadium, el gol del equipo español lo hizo Mikel Merino a los 20 minutos del segundo tiempo e igualó Tomás Belmonte, jugador de Lanús, a los 41.
Por el mismo grupo y en Miyagi, Egipto doblegó a Australia por 2 a 0 y también pasó a la próxima instancia.
Con esos resultados España ganó el grupo con seis unidades y en cuartos de final jugará ante Costa de Marfil (segundo del Grupo D); Egipto se ubicó en el segundo lugar con cuatro puntos y +1 de saldo de goles (ahora enfrentará a Brasil, primero del D);
Argentina fue tercero con 4 y -1; y último quedó Australia con 3 puntos.
La eliminación de Argentina no comenzó a gestarse en la inesperada derrota ante Australia en la primera fecha del certamen, sino antes, cuando Batista recibió la negativa de algunos clubes para ceder a sus jugadores para reforzar el equipo con los tres futbolistas mayores de 23 años.
Nada fue fácil para el DT, que no pudo contar con Enzo Pérez (River), Carlos Izquierdoz (Boca) e Ignacio Fernández (Atlético Mineiro), ni con el delantero del Bayer Leverkusen alemán Lucas Alario, quien se lesionó. Tampoco estuvo Nicolás Capaldo, el ex Boca que no recibió la autorización de Red Bull Salzburgo, de Austria; y el delantero de River Julián Álvarez, quien estuvo en la Copa América en Brasil.
Batista luchó contra esa contingencia e intentó plasmar en el campo de juego lo mejor que pudo, aunque lejos de la oncena que tenía en mente. El equipo, con actuaciones apenas relevantes, llegó a este partido a "cara o ceca" ante un fuerte equipo español con seis figuras del seleccionado mayor que participó de la reciente Eurocopa.
Hoy Argentina dejó la misma imagen que ante Australia y Egipto (al que se le ganó 1-0), la de un equipo sin elaboración de juego y sin funcionamiento, que apeló al pelotazo para poder llegar al área rival, con pocas acciones combinadas o asociaciones entre los mediocampistas.
España fue siempre más, con un trío compuesto por Merino, Pedro y Martín Zubimendi en la distribución de juego; y Dani Olmos y Mikel Oyarzabal en el ataque.
Los ibéricos le "robaron" el balón a la albiceleste, con el claro precepto de que no hay mejor defensa que la tenencia de la pelota y tuvieron chances para marcar, como la acción en la cual Jeremías Ledesma le tapó un remate de gol de Marc Cuccurella, el marcador de punta izquierdo que desbordó siempre que se lo propuso; y un remate de Mikel Oyarzabal que se fue por encima del travesaño desde inmejorable posición.
Argentina llegó en esos primeros 45 minutos con un tiro de Barcos desviado por Unai Simón y un cabezazo apenas alto de Belmonte, en un anticipo de lo que sería el gol de la igualdad.
En el segundo tiempo casi todo fue de España, con un equipo argentino que pese a los cambios no mejoró, que fue pura voluntad y que observó cómo el rival dominaba las acciones sin poder cortar esa hegemonía en cuanto a manejar al balón.
El equipo de Luis De la Fuente siguió llegando al arco de Ledesma. Dani Olmos falló cuando estaba solo para definir y finalmente a los 20 minutos Merino con un zurdazo, tras habilitación de Olmos, estableció el justificado 1-0, que pudo ser 2-0 de no ser por una notable intervención de Ledesma ante un remate de Marco Asencio.
El triunfo ibérico parecía sellado pero a puro temple y corazón el equipo argentino llegó al empate con un cabezazo de Belmonte, cuando un minuto antes Simón salvó a su valla de un gol en contra de Zubimendi con una reacción increíble.
Argentina intentó el milagro en el final, pero su suerte estaba echada. Se terminaron los Juegos Olímpicos para el fútbol argentino, el equipo no estuvo a la altura y quedó la sensación de que la posibilidad de clasificar siempre estuvo lejos.