Este lunes, 3 de mayo, es el día de la milanesa. Al menos así es en Argentina, donde en 2012 un grupo de fanáticos decidió homenajearla como si fuese una receta local y no un manjar heredado de los inmigrantes europeos (que pueden haber traído su schnitzel austríaco lo mismo que su cotoletta alla milanese de Italia).
Ya incorporada a la gastronomía argentina, la milanesa adquirió toda clase de "accesorios" para aggiornarla. Estos son algunos distintos platos a presentar.
A caballo: es la milanesa que se sirve con un huevo frito montado, como si estuviese "à cheval", como un adorno suculento tomado prestado de la gastronomía francesa que tanto gustó en Buenos Aires desde fines del siglo XIX.
Napolitana: si se llama "de Milán" pero se sirve "a la manera de Nápoles" puede que sea confuso, pero el origen de esta presentación con tomate, jamón y mozzarella fue el Bar Nápoli, ubicado frente al Luna Park, así que se trata de una muestra del cocoliche porteño cortesía de Jorge La Grotta, el dueño del local.
Hay una leyenda sobre cómo se le quemó la milanesa al equipo de don La Grotta una noche tras una pelea en el Luna Park y, quizás para esquivar los golpes de la clientela ofuscada, la salsa de tomate y la mozzarella disimularon el manchón.
Maryland: tiene salsa de choclo, rodajas de banana frita, morrón asado y panceta crocante. Es un lujo que no tiene pinta de ser invento local, y probablemente por eso su nombre le hace honor al estado de Maryland, en el este de Estados Unidos.
De hecho, el mismísimo ente de turismo de Maryland cuenta en su sitio que la receta del "Pollo a la Maryland" es un clásico de ese estado desde mediados del siglo XX, cuando su capital, Baltimore, era la principal sede de importadoras de bananas y plátanos en los Estados Unidos.
Suiza: como le pasa a la milanesa "a la Maryland", la suiza suele aparecer más en el rubro supremas que en el de carne vacuna empanada. Esta presentación hace especial énfasis en su salsa blanca con queso fuerte (como fontina o gruyere) que se gratina para más placer.
Riojana: es una adaptación creativa de las costillitas de cerdo cocinadas con morrón, zanahoria, papa, lentejas y cebolla. Se sirve con un huevo a caballo y jamón crudo o cocido. El mote de puede remitir a La Rioja en España, pero reemplazar las costillitas de cerdo por milanesas de ternera es pura viveza criolla.
Popeye o Fiorentina: pareciera que más de una generación de argentinos quedó marcado con el marinero comedor de espinacas porque esta presentación de la milanesa lleva ese vegetal mezclado con salsa blanca.
Si no es en honor al marinero Popeye, estas milanesas son el segundo "cocoliche de origen" al unir la "costoletta alla milanese" que la lombarda Milán declaró como plato insignia en 2008 con la usanza culinaria de la capital de la región de Toscana.