En un giro de 180 grados, el gobierno se olvidó esta semana de la austeridad y prudencia fiscal. Revoleó aumentos en el gasto público, baja de impuestos y congelamientos en varios rubros.
Comenzó a aplicar la fórmula que ya tenía pensada Alberto Fernández para su inicio de gestión en diciembre de este año: peso devaluado y política fiscal más expansiva. Después de mucho tiempo Macri tomó decisiones desafiando al mercado y al FMI.
Ni Lavagna ni Alberto salieron a cuestionar muy enfáticamente los últimos anuncios. En todo caso, le achacaron un mal "timming" y matices en la instrumentación.
Pero este Macri populista también dejó heridos internos. El primero iba a ser Luis Miguel Etchevehere, ministro de Agroindustria, quien logró evitar a último momento que no vuelvan a subir las retenciones al campo.
Quien sí cayó en desgracia fue Nicolás Dujovne. Su última aparición pública había sido el 12 de julio cuando anunció un nuevo cumplimiento de la meta fiscal. Lo anunció con mucho orgullo. En el último año, a Dujovne le dieron la tarea más ingrata: ajustar y ajustar hasta llegar al déficit cero.
Este paquete de Macri haría trizas todo el trabajo sucio que venía ponderando. Lo curioso es que Dujovne era posiblemente el ministro más "eficaz" del gobierno: le pidieron que cumpla con las metas fiscales acordadas con el FMI y lo estaba haciendo. El problema de confianza sobre el gobierno excede por mucho a Dujovne, quien operó más como un técnico que como un ministro político.
Ahora Hernán Lacunza reemplazará a Dujovne, quien se va desgastado por la malaria económica del último año y su clara resistencia ideológica a las última medidas adoptadas post-PASO.
En el equipo de Alberto hay sentimientos encontrados: entienden que el Banco Central actuó con cierta eficacia esta última semana, pero disienten sobre el impacto de los anuncios de Macri. La heterogeneidad de los economistas de confianza de Alberto tampoco ayuda para sacar conclusiones muy tajantes.
Con estas últimas medidas, Macri se alejó de dos sectores claves. Uno es el FMI: debería existir un reto importante por parte del organismo. Pero el fracaso de Dujovne también es el fracaso del FMI. Perdió la autoridad para retarnos.
El otro grupo tiene que ver con lo político. Con estas iniciativas, Macri se separa del espíritu del votante de Espert o Gómez Centurión, quienes rechazan cualquier propuesta distribucionista o estatista. Albertizarse o Lavagnizarse no parece ser la mejor opción para conquistarlos.
