Marcela Olmedo (38) vivía en la ciudad costera pero se desempeña como subcomisario de la bonaerense en la capital de la Provincia. Desde el domingo no sabían nada de ella. La hallaron con un disparo en la cabeza y el arma reglamentaria entre sus manos.
El sábado, Marcela había pasado el día con una amiga en un spa de Mar del Plata. Esa noche se despidieron y ese fue el último momento en el que alguien supo algo de ella. Al día siguiente, la mujer debía viajar a La Plata y el lunes, presentarse a trabajar. Sin embargo, nunca llegó.
Marcela nunca había faltado a su lugar de trabajo, por lo que inmediatamente y, ante la imposibilidad de comunicarse con ella, llamaron a su amiga de Mar del Plata. La chica fue a la casa de la policía y allí encontró el pasaje a La Plata, el bolso a medio hacer, el celular cargándose y ni un solo rastro de la subcomisario. También le llamó la atención que no estuviera en ningún lado de la casa, el arma reglamentaria de la policía.