El relato fue realizado por la víctima en cámara Gesell, quien durante los abusos de su padrastro era menor de edad. Sus declaraciones fueron clave para que los jueces Roberto Falcone, Alexis Simaz y Néstor Conti sentenciaran al imputado. Además, la palabra de varios testigos y los análisis médicos realizados a la joven también fueron determinantes.
Al principio, la víctima no pudo contar lo que ocurría. Sin embargo, con el paso del tiempo tomó coraje y se lo reveló a un amigo y compañero de escuela. Fue ese mismo joven quien la alentó a contarle lo sucedido a su madre, con quien mantenía una relación irregular.
Tras tomar coraje, la menor se desahogó: "Papá me hace de todo", le dijo. A partir de entonces, se hizo la denuncia policial y con ayuda psicológica la menor comenzó a contar los detalles de su calvario.
La víctima señaló en cámara Gesell que la primera vez el hombre comenzó a tocarla en la zona genital. Posteriormente, las violaciones pasaron a ser carnales. Además, el abusador también comenzó a someterla por vía anal.
Para evitar que la joven relatara lo que le hacía, el hombre la amenazaba con separarla de sus hermanos y constantemente la amedrentaba y victimizaba. Entre otras cosas, le remarcaba los esfuerzos que hacía por ella.
Las palabras de la víctima fueron confirmadas tras los análisis clínicos. Los médicos constataron en la víctima una lesión en la región anal compatible con penetración. "El ano tenía borrados los pliegues y el esfínter era complaciente, lo cual supone que relaja por la penetración. La lesión anal y la desfloración eran de vieja data", explicaron en su informe.
