Pintó más de 5.000 retratos en La Plata, sueña con el Guinness, y dice que Estudiantes y Gimnasia le mataron el hambre

Alejandro tiene 55 años, ya es abuelo y desde Punta Lara, a pocos metros del Río, no para de sorprender a todos con sus trabajos. Dice que es un "obrero de la pintura" y cuenta cómo desde los 8 años sus maestras lo estimularon
Sociedad 05/01/2024 . Hora: 13:27
Pintó más de 5.000 retratos en La Plata, sueña con el Guinness, y dice que Estudiantes y Gimnasia le mataron el hambre
Francisco Angulo
Por Francisco Angulo
Periodista.

Alejandro tiene 55 años, es un “obrero de la pintura” y sigue dejando su huella en La Plata. Incluso sueña con entrar al Guinness: ya pintó más de 5.000 retratos.

SHOW DEL DESAYUNO

En diálogo con LAPLATA1.com, cuenta su historia. Una historia que arranca a los 8 años cuando iba a la escuela en Villa Elisa y sus maestras advertían su capacidad artística.

“Mis maestras fueron las impulsoras de todo esto. Veían que yo dibujaba y, por lo visto para ellas, lo hacía bastante bien. Me dieron una caja de tizas de colores para dibujar un gaucho o la casita de Tucumán para las fechas patrias. Era un dibujo que después se veía durante varias semanas en todo el colegio en los recreos. Me hacía muy bien eso”, recuerda.

“Me dieron la confianza que uno necesita: convencerte de que está bueno lo que hacés”, agrega.

CADENA COOL

En 1991 se recibió de Operador de Sistemas pero sabía que no era lo suyo. En paralelo, como autodidacta, Alejandro ya pintaba carteles. Vila Elisa estaba repleta de sus laburos: el almacén, la ferretería, el kiosco. “Llegó un momento en que salía del barrio e iba viendo mis carteles por todo el camino”, señala entre risas y con orgullo.

Alejandro también es un apasionado del mundo de las motos y buscaba entrar en el mundo de la decoración. Allí fue que conoció al gran Rocambole que daba clases de aerografía: “Me recibí y descubrí una gran persona. Es alguien ilustre de la ciudad. Tuve la suerte de tenerlo como amigo”.

SHOW DEL DESAYUNO

Hacia 1998, el arte de Alejandro pisaba fuerte en el Parque Saavedra. Allí deslumbraba con sus botellas decoradas. No paraba de vender: desde el Che Guevara a caballos. Vendía más de 100 por día.

Luego aterrizó en Plaza Italia. Estuvo allí 13 años. “Transformaba las piedras en relojes. Necesita trabajar y sustentar a mi familia. Hacia múltiples piezas por día. La Plata está llena de trabajos míos. No me gusta salir en las fotos pero agradezco que la gente me dé trabajo. Quiero seguir con ese perfil bajo. No es necesario mostrar la cara del artista o la firma”.

La feria de Plaza Italia “fue un colegio”, dice Alejandro. “Me educó como artesano. La idea era hacer cosas utilitarias, que se pudieran vender”, explica.

Sus trabajos también pueden verse en diferentes iglesias y templos, de distintos cultos. También ha trabajado para Estudiantes y Gimnasia. “Soy un mercenario”, bromea. Pero enseguida aclara: “La verdad es que soy muy agradecido. Estudiantes y Gimnasia me dieron de comer”.

En el 2007 Alejandro dejó el “mundo presencial” y empezó a ofrecer sus laburos en las redes sociales: “Tener las fotos de todos los trabajos es un muy buen currículum. He pintado familias enteras. Me encanta que tengan un cuadro mío en sus casas”.

Hasta en el Cementerio de La Plata está lleno de trabajos de Alejandro: “Lo hice con mucho respeto. Es algo muy especial. La gente busca homenajear a sus seres queridos y la idea es hacerles un muy buen laburo”.

Estima que ya tiene más de 5.000 retratos y conserva la fantasía de entrar en el Guinness.

Ahora vive en Punta Lara y tiene el río a dos cuadras. “Mantener la familia con el arte era una utopía pero lo pude hacer. Soy un afortunado”, reconoce.

“Me pude levantar a la hora que quise y acostarme a la hora que quise en los últimos 30 años. Cualquier día para mí puede ser un fin de semana”, señala sobre su particular forma de vida.

“Tengo una vida espiritual. Amo pintar de noche, los días de lluvia y de frio. Me duermo escuchando el río y pinto con una paz increíble. No soy un bicho de ciudad. Pertenezco a la naturaleza y acá puedo recargar mi energía”, completa Alejandro.

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