En Rosario, un mecánico de 82 años fue golpeado de manera brutal por una pareja de limpiavidrios, que ingresó a su taller para preguntarle por el precio de una batería y terminó atacándolo con un palo.
Patricio Gigena, la víctima del robo, se encontraba trabajando con su hijo en el taller que poseen en la zona oeste de Rosario, en la calle Montevideo al 5800. Allí fue sorprendido por los delincuentes, que luego de un breve diálogo lo golpearon en su cabeza y escaparon con la batería de un vehículo.
“Lo cagaron a trompadas, lo desfiguraron y lo dejaron tirado”, precisó Viviana Gigena, su hija. La mujer agregó que su padre, que se encuentra internado en el Sanatorio Plaza, “está un poquito mejor” y que aún desconocen qué secuelas tendrá en el futuro.
“El sangrado cerebral sigue igual, tienen que seguir evaluándolo para ver si su cerebro empieza a reaccionar y ver si pueden sacarle la sedación”, agregó Viviana en diálogo con El Tres.
También narró que su padre se resistió al robo luego de que uno de los delincuentes le respondiera que “como no vendía baterías y solo las cargaba, se la iba a llevar”.
“Le hicieron una tomografía y se ve que además del gran golpe tiene un sangrado en el cerebro y un coágulo. Le pusieron respirador. Tiene algunas secuelas neurológicas”, precisó la mujer.
Tras el hecho, la pareja de limpiavidrios, identificados como Brenda B. y Walter V., ambos de 30 años, fueron detenidos en la intersección de Pellegrini y Cullen. Él llevaba un palo con rastros de sangre que aún no fue sometido a pericias.
La jueza Silvia Castelli dictó la prisión preventiva para la pareja, en una causa caratulada como robo doblemente calificado en concurso ideal con homicidio criminis causa en grado de tentativa.
El jubilado atacado quería cerrar su taller por la inseguridad
Hace dos años, Patricio había sufrido un robo similar cuando cuatro delincuentes ingresaron a su taller para robarle cuatro baterías y más de $150 mil.
En aquella oportunidad, el mecánico relató a El Tres: “Estoy en el taller desde 1986. Con esto me arruinaron. Me vino a buscar un muchacho a las 6 para decirme que me habían entrado. El portón estaba abierto, rompieron todas las puertas. Estamos cansados, no se puede vivir así”.
Viviana indicó en Radio 2 que, luego de aquel episodio, su padre contempló la idea de cerrar el taller y que “empezó a tener problemas del corazón y eso fue avanzando. Tenía programada una cirugía por eso. Le iban a poner dos stent”.