No es platense, pero increíblemente se enamoró de Gimnasia a los 7 años. Una historia de aventuras y muy poco común que tiene a Eric como protagonista. Hoy tiene 30 años y es abogado.
“Soy el único tripero de mi familia, son todos de River. Cuando era chico decidí que quería seguir mi propio camino, me rebelé y elegí el club cuyo escudo me parecía más lindo. Tenía 7 años, mi viejo y mis hermanos lo aceptaron, no les caía mal Gimnasia, sólo que me dijeron que a la cancha ellos no me iban a llevar. Me compraron la camiseta nada más”, recuerda en diálogo con LAPLATA1.com. Él nació en Lomas de Zamora.
“A los 15 empecé a tomarme el tren solo. Iba desde la estación de Remedios de Escalada hasta La Plata. Iba sólo, no conocía nadie en la ciudad, era toda una aventura. Me sentía como en otro país, era un escape”, agrega.
Desde esa edad va a casi todos los partidos del lobo: “Ya en mi adultez a veces se me complica para ir porque son 60/70 km y por ahí un día de semana es medio difícil con el trabajo”.
Pero las aventuras de Eric no se limitan solo a Gimnasia. Es un viajero de alma. Ahora mismo está de viaje. ¡Y qué viaje!
“Este viaje hace rato que lo había planeado con mi novia. Nos pedimos una licencia y decidimos ir a Irán (Shiraz, Isfahán, Teherán y Tabriz), cruzar vía terrestre al Kurdistán turco, donde paramos en la ciudad de Van, luego Mardin (cerca de la Frontera con Siria, ahí venden yerba mate porque la población siria toma), Antalya (me compré la camiseta del Antalyaspor) y luego Estambul”, repasa.
En Irán vivió un momento especial. Conocían a Gimnasia por Diego Maradona.
“En Isfahán salí a comer solo una noche porque mi novia estaba cansada y me metí en un localcito donde vendían comida típica. Ni bien ven que sos extranjero se acercan mucho por interés. Estaba con una camiseta de Gimnasia y el lugar era muy futbolero, tenían cuadros de los jugadores del Sepahan FC, el club de la ciudad. Me preguntaron qué club era, y les dije que Gimnasia. Ahí me dijeron que sabían que era el último club donde Maradona había estado como DT”, cuenta.
Y se pusieron a charlar sobre el Diego. Todo gracias al traductor Google que permitía la conversación futbolera.
“Ahí me dijeron que hagamos cambio de camisetas. Me dieron una del Sepahan, medio arruinada pero bueno, difícil de conseguir en Argentina. Y les di la penalty de entrenamiento. No se conformaron y me pidieron también la pulsera de goma que decía GELP. Se la di porque me gusta que giren por el mundo cosas del lobo”, destaca.
Después de Turquía fueron a Grecia. Estuvieron en Naxos, Atenas y Ioánnina: “Ahí, luego, cruzamos por tierra a Albania. País extraño pero muy futbolero con gente amable y extrovertida. El hijo del dueño del hostel en el cual me hospedé también era muy futbolero. Seguía la liga argentina y conocía todos los equipos. Era hincha del Gjirokaster, un club albanés de una ciudad cerca a la que estábamos, Sarandë”.
Finalmente, Eric vuelve a hablar sobre su pasión por el lobo: “Me hice amigos, más que nada los veo cuando voy a la cancha. Tengo amigos de distintos lados, algunos que son cercanos a la barra, de barrio La Favela, otros que ven el partido desde la Ochava que son de distintos lados”.
En el 2008 vio el primer partido. Fue un duelo entre Arsenal y Gimnasia.
“Yo desde la primera vez que fui a ver a Gimnasia me enamoré. Antes era chico, lo seguía pero no entendía tanto. Cuando ví lo que era la gente me cerró todo”, completa Eric.
