Todas las alarmas se encendieron en La Plata después de conocerse los datos oficiales del martes: nuestra ciudad registró 691 contagios y es la cifra más alta desde el 27 de agosto del año pasado.
En aquella ocasión se habían contabilizado 372 casos. Es decir, casi el doble que en el pico del año pasado. No es un dato que tampoco sorprenda del todo: después de transitar un verano en torno a los 100 contagios diarios, La Plata venía experimentando una suba persistente y se había situado en la línea de los 300 casos diarios. Pero el dato de 691 infectados del martes podría tener consecuencias.
Una de las posibilidades es que La Plata retroceda severamente de fase. Actualmente se encuentra en Fase 4, pero si la tasa de contagios no se desacelera podría haber un fuerte retroceso a Fase 1. Sería una Fase 1 más “amplia” y menos restrictiva que la del 2020, pero serviría para disminuir la circulación de personas.
Hay otro dato que preocupa a futuro en La Plata: nuestra ciudad continúa liderando las llamadas a la línea 148 y ese suele ser un buen predictor de la curva de contagios futuros. Es decir que esta tendencia ascendente de contagios no se detendría en un corto plazo.
Daniel Gollán, Ministro de Salud bonaerense, calificó esta curva de llamados al 148 como “explosiva”. Las primeras restricciones ya entraron en vigencia: no podrá haber actividades recreativas, deportivas, culturales ni comerciales entre las 2 y las 6 de la mañana.
También se reducen las reuniones sociales a un máximo de 10 personas. Son medidas similares a las tomadas en enero y que desembocaron en una baja de los contagios. En este caso, el objetivo apunta a disminuir la tasa de crecimiento.
Los próximos días serán claves en La Plata. Una fase más dura podría ocurrir si los casos no se estabilizan.
