Los días no son los mismos. El trabajo tuvo que mutar. Lo cotidiano se modificó. La vida cambió.
La pandemia provocó que los ciudadanos se tuvieran que adoptar a la fuerza a nuevas formas, con tal de sobrevivir al efecto coronavirus y afrontar el confinamiento lo mejor posible.
Entre esas nuevas metodologías, el teletrabajo, aplicado desde los hogares, generó discordia, opiniones cruzadas, y hasta un malestar generalizado en los propios protagonistas después de 3 meses de cuarentena. Lo que al principio aparecía como una opción más que viable, por el simple hecho realizar las actividades laborales en la comodidad de los hogares, la misma empezó a generar repudio, y muchos, piden a gritos volver a sus puestos naturales.
"Creí que trabajar desde mi casa seria la gloria pero estaba equivocado. Me di cuenta que es importante tener un espacio tranquilo y en silencio para realizar mis tareas, cosa que no tengo; mis horarios en funciones se desdibujaron totalmente y hay días que trabajo de 8 a 19, como así también tengo días más tranquilos, pero es una situación que estresa", le dijo Nahuel (Administrador de Sistemas) a LAPLATA1.com.
"Los usuarios a quien doy soporte sufren las mismas inclemencias horarias y uno en el afán de querer cumplir termina atendiendo ese llamado a las 20 horas, porque total podes atenderlos sin saber que muchas veces esa llamada se extiende por dos horas", agrego el joven platense.
Sin dudas, la vedette de esta cuarentena viene siendo la videollamada; la opción de llamado por celular o computadora, se volvió una sensación, pero no por eso aclamada y disfrutada a esta altura del confinamiento. "Me desgastan las reuniones por videollamada (que también forman parte de tu trabajo) porque te tenés que organizar con tu equipo, para ver cuáles van a ser los lineamientos del día, y llamada tras llamada te das cuenta que todavía no te pusiste a hacer lo que tenías que realizar, y ese tiempo lo dedicaste a organizarte".
Por otra parte, Nahuel, descargó que "se borran los límites entre el trabajo y la actividades de la casa, no todos entienden que tenés una familia que atender o responsabilidades ajenas a tu trabajo, solo les importa que su situación sea regularizada. En mi grupo de trabajo tenemos los horarios definidos, pero nadie los cumple y todos te terminan un sábado, un domingo trabajando".
En la misma sintonía, María, quien trabaja en un banco, le dijo a este diario que "en cuanto al teletrabajo, se pierde el contacto social, lo que genera una disminución de posibilidades de entendimiento; Por otro lado, al estar en mi casa no respeto los horarios de almuerzo, ni de fin de jornada. No tomo los descansos correspondientes y no respeto mi horario. Otro tema importante es la comodidad, la oficina es práctica, con los elementos necesarios para trabajar cómodamente tales como silla escritorio, monitor. En mi casa, por ejemplo, ese lugar no está, por lo que no existe la ergonomía. Asimismo, extraño mucho arreglarme y no estar todo el tiempo en pijama".
Por último, Martín, también bancario, deslizó que "no tener una silla para cuidar la cintura y espalda es clave, dado que se trabaja con las cosas que tenía en mi casa. Que no se brinde una computadora para trabajar también lo veo como una complicación, y tengo mucha dificultad para desconectar fuera del horario laboral".
